La lucha contra el tráfico ilícito de Bienes Culturales
El tráfico ilícito de bienes culturales y la resistencia de museos a devolver piezas saqueadas exponen una herida abierta en el patrimonio global. Aunque leyes recientes buscan prevenir estos actos, las adquisiciones de la época colonial quedan en una zona gris, despertando debates sobre justicia y restitución cultural.
Los bienes culturales son objetos, manifestaciones o expresiones que poseen un valor especial para una comunidad por su relevancia histórica, artística, científica, arqueológica, etnográfica o antropológica. Estos bienes no solo representan la identidad cultural de una sociedad, sino que también son una herramienta para preservar la memoria, el conocimiento y las tradiciones de una población, conectando el pasado con el presente y proyectando valores hacia el futuro.
Pueden clasificarse en dos grandes categorías:
- Bienes Culturales Materiales: Estos son objetos físicos, como monumentos, edificios históricos, obras de arte, artefactos arqueológicos, libros, documentos y colecciones de valor patrimonial. Pueden incluir tanto bienes muebles (como pinturas o esculturas) como inmuebles (edificaciones y sitios históricos).
- Bienes Culturales Inmateriales: También llamados patrimonio intangible, incluyen tradiciones, festividades, música, danzas, rituales, lenguas y conocimientos transmitidos oralmente. Ejemplos de esto son las danzas típicas, las técnicas artesanales, los saberes ancestrales y las expresiones orales.
Los bienes culturales, al estar tan ligados a la identidad de una comunidad, están protegidos en muchas partes del mundo a través de leyes y convenios internacionales, como la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, que establece mecanismos de conservación y protección para estos bienes y fomenta la colaboración internacional.
Los Museos
Uno de los puntos más polémicos en el ámbito de la preservación y devolución de bienes culturales, es la de los museos. Muchos museos en Europa y Norteamérica poseen bienes culturales saqueados o adquiridos en contextos coloniales, y hasta ahora, las normativas y medidas contra el tráfico ilícito de bienes culturales no les afectan plenamente. Las convenciones internacionales, como la de la UNESCO de 1970, fueron diseñadas para prevenir el tráfico y facilitar la devolución de piezas robadas a partir de esa fecha, dejando fuera de su alcance la mayoría de los bienes adquiridos en siglos anteriores.
Principales razones por las que los museos no están obligados a devolver bienes adquiridos en contextos coloniales o anteriores a 1970:
- Marco legal limitado: La Convención de la UNESCO de 1970 es de carácter no retroactivo, por lo que solo se aplica a bienes saqueados o exportados de manera ilícita después de su entrada en vigor. Esto significa que las piezas saqueadas o compradas en siglos anteriores quedan fuera de su alcance legal.
- Resistencia de los museos y gobiernos: Muchos museos argumentan que estas piezas están mejor conservadas y protegidas en sus instalaciones que en sus países de origen. Otros alegan que el acceso global a estos bienes beneficia a toda la humanidad, pues permite a personas de distintos países apreciar el arte y la cultura de civilizaciones pasadas.
- Dificultades para probar la procedencia: En algunos casos, demostrar el origen exacto y las circunstancias en que una pieza fue adquirida es complejo, ya que no siempre existen registros detallados. Algunos museos se amparan en esta ambigüedad para evitar la restitución.
- Argumento de la prescripción histórica: A menudo, los museos sostienen que las adquisiciones hechas en tiempos de imperios coloniales no pueden juzgarse con los criterios de justicia y propiedad actuales, sino como actos propios de la época, amparándose en un “derecho” histórico sobre los bienes.
Cambios en la percepción y casos de restitución
Sin embargo, en los últimos años ha crecido la presión pública y diplomática sobre los museos para que devuelvan los bienes culturales saqueados. Ejemplos notables incluyen:
- Museo Británico y los Mármoles de Elgin: Grecia ha reclamado durante décadas la devolución de estos mármoles, que fueron extraídos del Partenón en Atenas en el siglo XIX y llevados a Inglaterra. El museo se ha negado, argumentando que los mármoles están legalmente en su posesión, aunque las negociaciones y presiones continúan.
- Máscaras funerarias y restos humanos: Algunos países, como Australia y Nueva Zelanda, han logrado la repatriación de restos humanos y artefactos indígenas, tras acuerdos con museos europeos que reconocieron el valor sagrado de estos bienes para las culturas originarias.
- Restitución de bienes a África: Francia, Alemania y Países Bajos han comenzado a devolver piezas africanas saqueadas durante el periodo colonial. Un caso destacado es el de los Bronces de Benín, un conjunto de arte saqueado en el siglo XIX y expuesto en museos europeos, que se está repatriando a Nigeria tras una campaña de presión.
Avances y propuestas para un futuro más justo
La idea de un “código ético” que exija la devolución de bienes con origen en expolios históricos está ganando terreno. Algunos museos están revisando sus políticas de adquisición y exhibición, y la colaboración entre instituciones y países de origen se considera cada vez más como una solución justa. Además, algunos museos han comenzado a mostrar en sus exhibiciones el contexto histórico de las piezas, admitiendo su pasado colonial como una forma de sensibilización pública.
Aunque la devolución de bienes culturales saqueados sigue siendo un proceso difícil y muchas piezas aún están lejos de regresar a sus lugares de origen, la presión social, los cambios de percepción y la diplomacia han empezado a trazar un camino hacia una mayor justicia cultural.