Terremotos en Japón: vivir en una isla que tiembla
Japón: vivir en una isla que tiembla
Terremotos, mitos y adaptación social en una tierra sísmica. Desde el temblor del 734 en Kinki hasta la ciencia moderna, exploramos cómo impacta esta realidad en la vida cotidiana y el turismo japonés.

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Japón es, literalmente, un archipiélago en movimiento. Con una belleza natural desbordante, una cultura fascinante y un desarrollo tecnológico de vanguardia, también es uno de los lugares del mundo más propensos a los terremotos. En este escenario, vivir y viajar no es simplemente habitar o recorrer el espacio, sino aprender a convivir con la tierra misma como una fuerza viva, a veces amable y a veces brutal.
Adaptarse al temblor: la sociedad japonesa frente a los sismos

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Vivir en un territorio que tiembla casi a diario transforma la forma en que una sociedad se estructura. En Japón, esta adaptación es visible en múltiples niveles: desde la arquitectura hasta la educación, desde las relaciones comunitarias hasta el arte de la resiliencia emocional.
Las viviendas japonesas modernas están construidas con estrictas normativas antisísmicas. En las escuelas, los niños aprenden desde pequeños a esconderse bajo sus pupitres y a evacuar con calma. Las familias tienen mochilas de emergencia listas, con linternas, agua, alimentos no perecederos y documentos importantes. La noción de “estar preparado” está tan integrada en la vida cotidiana como lo puede estar el desayuno.
Pero hay algo más profundo: una filosofía de aceptación, una conciencia de la impermanencia. Esta cosmovisión, que resuena con conceptos budistas como el mujo (無常), la impermanencia de todas las cosas, permite a la población japonesa no solo sobrellevar los desastres, sino integrar sus consecuencias en su visión del mundo.
Historia sísmica: del año 734 al presente
Japón tiene una larga memoria sísmica. Uno de los terremotos más antiguos registrados ocurrió en el año 734, en la región de Kinki, que abarca lo que hoy es Osaka, Kioto y Nara. Aunque el epicentro exacto se desconoce, los registros históricos mencionan que hubo “muchos” muertos. Este tipo de menciones, frecuentes en los documentos del período Nara, dan cuenta de que el temor al terremoto es tan antiguo como la escritura japonesa.

Muchos otros terremotos han dejado una huella más clara: el Gran Terremoto de Kanto en 1923, que destruyó buena parte de Tokio y Yokohama, o el de Kobe en 1995, que dejó más de 6.000 muertos y obligó a replantear el enfoque nacional sobre la construcción antisísmica. Más recientemente, el terremoto de Tōhoku en 2011, de magnitud 9.0, no solo provocó un tsunami devastador, sino también el accidente nuclear de Fukushima, recordándole al mundo que la naturaleza aún puede sobrepasar incluso a las tecnologías más avanzadas.
Mitología que se mueve: dioses, peces-gato y arte en movimiento

La mitología japonesa también intentó darle un sentido a estos estremecimientos. Uno de los mitos más conocidos es el de Namazu, un gigantesco pez gato que vive bajo la tierra y que, al moverse, provoca terremotos. El dios Kashima lo mantiene inmovilizado con una gran piedra, pero cuando su vigilancia falla —por cansancio o descuido—, Namazu se sacude y la tierra tiembla.
Esta imagen fue recuperada en grabados populares del período Edo, especialmente después del terremoto de 1855 en Edo (hoy Tokio), donde se imprimieron miles de namazu-e (imágenes del pez gato), a veces representando a Namazu como un ser vengador que castiga la corrupción.
En el arte moderno, el terremoto también se vuelve símbolo. La literatura japonesa ha incorporado esta inestabilidad como metáfora existencial (Murakami lo hace en varios relatos), y el cine ha retratado con crudeza las consecuencias humanas de los desastres (como en Japan Sinks o Fukushima 50).
Geología de una tragedia anunciada

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Desde el punto de vista científico, la propensión sísmica de Japón se explica por su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, una de las zonas tectónicas más activas del planeta. Aquí convergen cuatro placas: la Pacífica, la Filipina, la Euroasiática y la Norteamericana, y sus interacciones constantes —subducciones, deslizamientos, acumulación de energía— son las responsables de los frecuentes movimientos sísmicos.
El tipo de terremoto más temido en Japón es el megaterremoto de subducción, que se produce cuando una placa oceánica se desliza por debajo de una placa continental. Este tipo fue el que desencadenó el tsunami de 2011. Según la Agencia Meteorológica de Japón y otros estudios geológicos, se espera que en los próximos 30 años haya una probabilidad de entre 70% y 80% de que ocurra un gran sismo en la zona de Nankai (al sur de Honshu), conocido como el «gran terremoto de Nankai Trough», que podría superar magnitud 8 y generar un nuevo tsunami.
Turismo en la cuerda floja
A pesar del riesgo, Japón sigue siendo un destino turístico popular. La capacidad del país para recuperarse rápidamente de desastres ha fortalecido su imagen de seguridad y organización. Sin embargo, el turismo sí se ve afectado tras eventos mayores. Tras Fukushima, por ejemplo, hubo una caída abrupta en la llegada de turistas, especialmente a las regiones cercanas.
Algunas zonas ofrecen incluso turismo educativo y memorial: visitas guiadas a las zonas afectadas por terremotos y tsunamis, museos sobre prevención y centros de evacuación. Es una forma de transformar la tragedia en aprendizaje, de rendir homenaje a las víctimas mientras se conciencia a los visitantes.
Vivir y viajar donde la tierra se mueve
En Japón, vivir o visitar no es solo estar: es escuchar a la tierra, entender sus códigos, respetar sus advertencias. El temblor no es una anomalía, sino parte del tejido mismo de la existencia. Y mientras la ciencia sigue afinando sus modelos predictivos, la sociedad japonesa nos da una lección de convivencia con lo impredecible.
Fuentes:
- Earthquake Research Institute, University of Tokyo
- Agencia Meteorológica de Japón (JMA)
- Mogi, K. (1985). Earthquakes and Volcanoes. Tokyo: University of Tokyo Press.
- Nosaka, A. (1983). Namazu-e: Earthquake Pictures and the Japanese Folk Tradition.
- National Museum of Japanese History.
- Simons, M., Minson, S. E., Sladen, A., et al. (2011). The 2011 Magnitude 9.0 Tōhoku-Oki Earthquake: Merging Global-Positioning-System and Seismic Data. Science, 332(6036), 1421–1425. https://doi.org/10.1126/science.1206731