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Falsos recuerdos: el enigma de una memoria que engaña

Los falsos recuerdos, como explica Elizabeth Loftus, surgen de la naturaleza constructiva y maleable de la memoria. Desde el déjà vu hasta el efecto Mandela, revelan cómo el cerebro combina hechos reales con ficción. Este fenómeno, presente en lo cotidiano y la justicia, desafía la confianza en nuestra percepción del pasado.

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La memoria, según la investigadora Elizabeth Loftus, no es un archivo inalterable. Es constructiva y maleable, comparable a una página de Wikipedia que podemos editar, pero también otros pueden modificar. Los falsos recuerdos o paramnesia consisten en recordar con total seguridad algo que nunca ocurrió, o reconstruir eventos con una mezcla de hechos reales y ficticios.

Si bien en algunos casos estos recuerdos pueden estar vinculados a problemas mentales o neurológicos, como el Alzheimer, el estrés postraumático o la esquizofrenia, también son frecuentes en personas completamente sanas.

El déjà vu, esa desconcertante sensación de haber vivido algo previamente, es un ejemplo cotidiano de un falso recuerdo. Pero este fenómeno trasciende la experiencia individual: a nivel colectivo, se manifiesta en el llamado Efecto Mandela.

El efecto Mandela y la memoria colectiva

El término surgió en 2010, cuando muchas personas expresaron recordar que Nelson Mandela había muerto en prisión, incluso afirmando haber visto su funeral en televisión. Sin embargo, Mandela fue liberado en 1990, lideró Sudáfrica como presidente hasta 1999 y falleció en 2013. Este fenómeno evidencia cómo los recuerdos pueden moldearse colectivamente, a menudo debido a información errónea o influencia mediática.

¿Por qué ocurren los falsos recuerdos?

Existen múltiples factores que contribuyen a la formación de falsos recuerdos:

  • Manipulación verbal: Como demostró Loftus en un experimento de 1970, el lenguaje utilizado para describir una situación puede influir en cómo la recordamos. Palabras cargadas de emociones, como «chocar» frente a «aplastar», alteran significativamente la percepción de un evento.
  • Apropiación de recuerdos ajenos: En ocasiones, las personas adoptan experiencias contadas por otros, integrándolas a sus propias memorias.
  • Influencias culturales y mediáticas: Películas, programas de televisión y noticias pueden distorsionar recuerdos personales al entremezclarlos con narrativas externas.
  • Memorias familiares: Historias transmitidas de generación en generación, fotografías y diarios antiguos pueden dar lugar a ‘recuerdos’ de eventos que en realidad no se vivieron.

Falsos recuerdos y la justicia

El impacto de estos recuerdos en la esfera legal es significativo. En Rusia, la expresión «miente como un testigo» refleja cómo el efecto de desinformación puede comprometer la precisión de testimonios presenciales. Experimentos como el de Loftus han llevado a cuestionar la validez de las declaraciones bajo interrogatorio, demostrando que incluso preguntas mal formuladas pueden alterar la memoria de los testigos.

¿Se pueden verificar los recuerdos?

La psicóloga Julia Shaw sugiere que los falsos recuerdos tienen las mismas características que los reales, lo que dificulta distinguirlos. Para verificar la autenticidad de un recuerdo, se recomienda buscar pruebas externas: diarios, fotografías, relatos de terceros o registros históricos.

No obstante, incluso los recuerdos más intensos y emocionales son susceptibles al paso del tiempo. Investigaciones muestran que alrededor del 40 % de los detalles de un evento cambian en nuestra memoria durante el primer año, aumentando al 50 % después de tres años, independientemente de la magnitud del suceso.

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