Francisco, ¿el Papa que puso en marcha el cambio de la Iglesia?
A 12 años de su elección, Francisco sigue siendo un Papa que incomoda, sacude y desafía estructuras. ¿Realmente inició el cambio en la Iglesia o su transformación quedó a medio camino? Un balance de su impacto, sus reformas y los desafíos que marcaron su papado.

El papa Francisco en 2021.
Atribución foto del Papa Francisco en portada: quirinale.it
El 13 de marzo de 2013, el mundo vio emerger al primer papa latinoamericano y el primer jesuita en asumir el liderazgo de la Iglesia católica. Jorge Mario Bergoglio, un cardenal argentino poco mediático, se convirtió en Francisco, un pontífice que, en una década de papado, ha desafiado estructuras, generado debates y marcado una diferencia notable respecto a sus predecesores.
Sin embargo, más allá del aura progresista que muchos le atribuyen, su legado es más complejo de lo que parece. ¿Es Francisco un revolucionario o simplemente un reformador que camina con prudencia?
Un Papa atípico desde el primer día
Desde el momento en que apareció en el balcón del Vaticano sin la fastuosa vestimenta papal, saludando con un simple «Buonasera», Francisco dejó en claro que su estilo sería diferente. Prefirió la cruz de plata sobre el oro, se alejó de los tradicionales apartamentos pontificios y eligió vivir en la Casa Santa Marta, una residencia más modesta dentro del Vaticano.
Su papado ha estado marcado por gestos simbólicos que buscan transmitir cercanía: el lavado de pies a prisioneros y migrantes en Jueves Santo, la insistencia en que la Iglesia debe ser un «hospital de campaña» y su constante llamado a los curas para que sean pastores con «olor a oveja».
Pero más allá de los gestos, ¿qué cambios reales ha impulsado?
Las reformas y los límites del cambio
Si bien Francisco ha intentado transformar la Iglesia en varios frentes, se ha topado con una estructura de poder anquilosada y con una fuerte resistencia interna, sobre todo en sectores ultraconservadores.
🔹 La lucha contra la corrupción y el poder en el Vaticano
Uno de los grandes problemas que enfrenta la Iglesia es la corrupción dentro del propio Vaticano, especialmente en el manejo financiero. Francisco ha tomado medidas para limpiar las cuentas, reformó el Banco Vaticano y promovió investigaciones sobre irregularidades económicas. Sin embargo, sigue habiendo resistencias, y algunos procesos se han dilatado sin cambios profundos.
🔹 Apertura en temas sociales, pero sin cambios doctrinales
Francisco ha sido más abierto en su discurso sobre ciertos temas:
✔ En 2013, cuando le preguntaron sobre los sacerdotes homosexuales, respondió: «¿Quién soy yo para juzgarlos?», una frase que marcó un antes y un después en la narrativa papal.
✔ Ha promovido un trato más inclusivo hacia la comunidad LGBTQ+, permitiendo bendiciones a parejas del mismo sexo en ciertos contextos, aunque sin cambiar la doctrina oficial.
✔ Ha flexibilizado la postura sobre los divorciados vueltos a casar, permitiendo su reinserción en la vida eucarística en algunos casos.
✔ Ha llamado a revisar el rol de la mujer en la Iglesia, aunque sin abrir el debate sobre el sacerdocio femenino.
Pero si bien su discurso es más progresista que el de sus predecesores, en la práctica la doctrina sigue casi intacta, lo que ha generado críticas tanto de sectores progresistas (que esperaban más cambios) como de sectores ultraconservadores (que lo acusan de ser un papa «demasiado liberal»).
🔹 La relación con la política mundial
Francisco ha tenido un papel activo en la política internacional, especialmente en conflictos y cuestiones humanitarias:
✔ Ayudó a mediar en el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE.UU. durante el gobierno de Obama.
✔ Ha sido una de las voces más fuertes contra la guerra en Ucrania, pidiendo la paz, aunque con una postura algo ambigua respecto a Rusia.
✔ Ha denunciado las crisis migratorias y la falta de acción frente al cambio climático, publicando la encíclica Laudato si’, un documento clave sobre ecología y justicia social.
En estos temas, su postura es clara: la Iglesia debe estar del lado de los más débiles y marginados, aunque esto lo ha enfrentado a sectores de poder económico y político que no ven con buenos ojos su mensaje.
🔹 Tensiones internas: el Papa contra los ultraconservadores
Uno de los principales desafíos de Francisco ha sido la oposición de sectores ultraconservadores dentro del Vaticano y de la Iglesia mundial.
Personajes como el cardenal Raymond Burke y el fallecido arzobispo Carlo Maria Viganò han sido duros críticos de su papado, acusándolo de «relativista» y de debilitar la doctrina católica. Algunos sectores incluso han llegado a hablar de un «cisma silencioso», con grupos que desconocen su autoridad o critican sus reformas.
Francisco, por su parte, no se ha quedado callado y ha respondido con dureza a estos sectores, llamándolos «hipócritas» y «rígidos». No es un papa que busque consensos a toda costa; está dispuesto a enfrentar la resistencia, aunque con límites estratégicos.
¿Revolución o reforma gradual?
Francisco ha cambiado la imagen de la Iglesia y ha sacudido estructuras que parecían intocables. Ha abierto debates y puesto en jaque a sectores poderosos dentro y fuera del Vaticano. Sin embargo, su papado no ha traído un cambio doctrinal significativo.
Podría decirse que su estrategia es la del cambio paulatino: en lugar de romper con el pasado, está empujando una transformación que se irá consolidando con el tiempo. Es posible que su verdadero impacto se vea con mayor claridad en el futuro, dependiendo de quién lo suceda y cómo se continúe su legado.
Lo que es seguro es que, a diez años de su elección, Francisco ha sido uno de los papas más influyentes y controvertidos de la historia reciente. No ha dejado a nadie indiferente, y su lucha por reformar la Iglesia —aunque incompleta— ha sido un desafío directo a los sectores más inmovilistas del catolicismo.
¿Hasta dónde llegará su legado? Eso lo dirá el tiempo.
¿Qué opinás sobre Francisco? ¿Creés que su papado ha sido transformador o más bien una ilusión de cambio?