El fin de la era USAID y el periodismo “independiente” en América Latina

La eliminación de fondos de USAID sacude al «periodismo independiente» en América Latina. Millones de dólares fluían hacia medios opositores, ONG y activistas. Colombia, Venezuela, El Salvador, México y Perú, entre los más afectados. Ahora, muchos buscan nuevas fuentes de financiamiento tras el sorpresivo recorte de la agencia estadounidense.

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La reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cerrar la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) ha generado un sismo político y mediático en América Latina. Más allá de la controversia ideológica, el impacto real se está viendo en los medios de comunicación y organizaciones que durante años dependieron de los millonarios fondos de la agencia.

El término «periodismo independiente» ha quedado en entredicho, con numerosos portales y periodistas lamentando la pérdida de su principal fuente de financiamiento. Pero el verdadero debate no radica en la desaparición de estos recursos, sino en la revelación de una red de influencia que, bajo el paraguas de la «cooperación», destinó grandes sumas de dinero a actores clave en la política y los medios de la región.

¿Independencia o injerencia?

La USAID, que operó desde 1961, destinaba fondos a periodistas, activistas y defensores de derechos humanos en países donde EE.UU. tenía intereses estratégicos. Sin embargo, el analista estadounidense Brian Berlectic sostiene que su verdadero propósito era «facilitar la captura política de naciones seleccionadas».

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue aún más contundente al denunciar que la mayoría de los fondos de la USAID en su país «se canalizaban hacia grupos de oposición, ONG con agendas políticas y movimientos desestabilizadores». En la última década, solo en El Salvador, la agencia gastó 144 millones de dólares.

Las reacciones de los afectados no se hicieron esperar. Medios como Gato Encerrado, El Faro, Focos, Mala Yerba, Factum, Revista La Brújula e Ilumina publicaron mensajes pidiendo apoyo a sus lectores, reconociendo así la dependencia de estos fondos. Algunos periodistas admitieron que la noticia los tomó por sorpresa, dejando en evidencia la fragilidad económica de estas estructuras de información.

Colombia: el mayor beneficiado

Colombia ha sido el país sudamericano que más fondos recibió de la USAID en los últimos años, con un total de 260 millones de dólares. Aunque gran parte se destinó a asistencia humanitaria en un país marcado por el conflicto, también se financiaron proyectos de género, medio ambiente y medios de comunicación.

Uno de los casos más notorios es La Silla Vacía, que en su propia web reconoce que en 2023 el 45,9 % de sus ingresos provino de la USAID. También la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) recibió fondos de la agencia, lo que genera preguntas sobre la independencia de su labor crítica hacia el gobierno de Gustavo Petro.

Venezuela y el rastro de los millones

En el caso venezolano, identificar a los medios y plataformas financiadas por la USAID es un desafío mayor, ya que el periodismo opositor se autodenomina «independiente». No obstante, el país ha recibido 211 millones de dólares en la última década, y las denuncias sobre el destino de esos fondos no han cesado.

El ministro Diosdado Cabello sostiene que la USAID ha financiado ONG y medios alineados con la oposición, incluyendo Efecto Cocuyo, cuyo equipo ha preferido evitar responder directamente a los señalamientos. Además, el exboina verde Jordan Goudreau, implicado en la fallida invasión marítima contra Nicolás Maduro, acusó a los líderes opositores Juan Guaidó y Leopoldo López de haber desviado estos fondos.

México y Perú: otro golpe a la red de influencia

México también ha sido afectado por el corte de fondos. Según El Universal, organizaciones como Factual/Distintas Latitudes y la ONG Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) han sufrido recortes que ponen en riesgo proyectos periodísticos en toda la región.

En Perú, el impacto es aún mayor. Desde 2001, la USAID ha invertido 1.800 millones de dólares en el país. Tan solo en 2023, se destinaron 228 millones de dólares a distintas organizaciones. La agencia participaba incluso en la llamada «mesa de gobernanza», donde tenía acceso a reuniones con el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y representantes extranjeros.

¿El fin de una era o una oportunidad?

El cierre de la USAID ha revelado la magnitud de su influencia en América Latina y la dependencia de ciertos medios y organizaciones a sus recursos. Sin embargo, también plantea una pregunta clave: ¿podrá el «periodismo independiente» sobrevivir sin estos fondos?

Algunos ven en este cambio una oportunidad para la verdadera independencia, mientras otros advierten que el vacío financiero podría dejar la información en manos de intereses aún más oscuros. Lo cierto es que el fin de la USAID marca un antes y un después en el ecosistema mediático de la región, y su impacto todavía está por medirse en toda su magnitud.

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